Poesías

Tratado para lidiar con el insomnio

Si en la noche turbulenta no logras la paz, si no logras cubrir tus pupilas con tus parpados, si el sueño decidió abandonar tu habitación, tu casa, tu templo…

Si en medio de tu labor ganadera, en el conteo de rabos de ovejas, los bombazos te hacen perder la cuenta, y los disparos te impiden mantener los ojos cerrados…

Entonces piensa en el abrazo de tu mamá, en su aroma debajo de tu cabeza acariciando tu piel, en la sonrisa del amor de tu vida, o tu paseo al sitio de tus sueños de hace unos años.

Si los gritos te mantienen despierto, si tu mente agitada grita con todos ellos, si tu alma acorralada se desmorona con el dolor.

Entonces sueña, piensa que la arena blanca del Tayrona te roza las piernas, mientras el viento corre el cabello de tu mirada, fija en el horizonte, donde el mar se une con el cielo, azul, siempre azul.

Si el fuego te quema por dentro, y la rabia agita tus pensamientos, si llevas un mes sin dormir, como yo, como todos…

Apaga el fuego con canciones, lávate el dolor con duchas de flores, y sonríe frente al espejo, porque la risa es contagiosa… O eso creo.

Si nada funciona, si el insomnio no abandona tu sabana, si se volvió tu compañero de cama, si no te deja tranquilo la muerte, si el olor a sangre apesta demasiado como para dormir, si el sabor del plomo se aloja en tu paladar, y no te deja saborear las dulces fresas.

Si el miedo se monta cada día en tu mochila, y te sabe amargo el discurso, la red de comunicación que te aturde, el escalofriante paisaje, si te aterra morir, si el miedo a la muerte no te permite dormir, como hoy, como ayer, como mañana.

Entonces levántate, desármate del odio, del veneno, de la ira, del repudio, del llanto, del asco, grita a los cuatro vientos que vives con miedo, que vives con miedo pero que vives.

Y grita por quienes no viven, escribe una canción, enciende una olla, cocina un tinto, reparte la poca alegría que te queda, y contágiate de la sonrisa de aquellos a los que logres tocar.

Si la muerte, y el desconcierto te quitan hoy el sueño, si el insomnio se ha vuelto tu mejor amigo, entonces es mejor dejar de creer en la normalidad de lo atroz, levantar la mirada, enfrentar con el cabello despeinado que la realidad es mórbida, que es terrorífica, que no te callaras.

Si el día de hoy, al recostarte en tu cama, el sueño abandona tu alma, entonces agita el mundo entero, por los que ya no están, por los que reciben el plomo que hoy te sabe amargo en la boca.

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